"jaguares"

Como sucede con muy pocos artistas, Saúl Hernández desarrolló de inmediato un vínculo definitivo e indisoluble con su público. Mucho tiene que ver la honestidad y la transparencia de sentimientos que refleja Saúl en sus temas; la coherencia que existe entre el artista y la persona común y corriente. Por eso la identificación y la entrega de sus miles de incondicionales.
Pero la vida de los Caifanes terminó la noche del 18 agosto de 1995, en San Luis Potosí. Y sí, la historia Jaguar no puede entenderse sin tener en cuenta esos antecedentes. Incluso hay muchos que aún lloran por aquel estandarte: el ser Caifán. Pero lo caifán se trae en el alma, es tan imborrable como un tatuaje y no precisa de etiquetas. No pertenece a nadie, pero es de todos a la vez.
En el inicio del proyecto Jaguar fue evidente que Saúl procuró sacar provecho de la experiencia de tantos años en el camino, sobre todo de los últimos días de los Caifanes; aunque ese era ya un capítulo cerrado. En ese momento lo fundamental era resolver el problema de su garganta, pero sobre todo sacar adelante un nuevo proyecto, distinto a todo lo anterior. "En medio de todos esos problemas reafirmas lo que quieres hacer y esa transición para mí fue muy importante porque fue como esas pruebas de la vida donde puedes decir, 'bueno, hasta aquí fue, hicimos lo que hicimos' o,v'este es sólo el principio'", dice Saúl. "Para mí fue esto último, porque siento que con Jaguares podemos llegar más lejos, en otras proporciones,vclaro. No hablo de vender más discos o tener más fama, hablo devexplorarnos y descubrirnos más, de crecer, evolucionar".
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